Bueno, como lo comentaba en el
artículo anterior, en este artículo trataré de explicar lo que es un
ataque de pánico o de
ansiedad, por qué motivos puede ocurrir y qué hacer para evitarlo o prevenirlo.
Bien, un ataque de pánico se le puede presentar a cualquier persona que vive o experimenta una s
ituación crítica, traumática y/o que pone en
peligro su
integridad física o
vida o la de un ser querido o cercano. Esto es hasta cierto punto
normal, ya que nuestro cuerpo y cerebro
reaccionan ante el
peligro como explicaba también en el artículo anterior.
Pero no así, cuando dicho
ataque de pánico se presenta sin una
razón aparente o lógica, sin una
causa tangible o presente que lo deba desencadenar.

Haciendo memoria un poco, recuerdo la
primera vez que sentí una sensación parecida a ello, fué cuando tenía más o menos
9 ó
10 años, en un
concierto de un
grupo musical al que fuí a ver y momentos antes del
inicio del concierto cuando anunciaban la salida del grupo al
escenario, mi
emoción era tanta que me pusé muy
nervioso y más aún porque los integrantes del grupo
no salían, típico, la hacían de emoción, hasta que por fin salieron. Esa sensación que experimenté no fué
nada agradable, aunque solamente duró unos cuantos
segundos, acto seguido
desapareció y disfruté
cómodamente de todo el concierto.
Fué una experiencia dentro de lo que cabe
normal, ya que un niño emocionado por ver a uno de sus grupos favoritos puede experimentar algo así. Es algo parecido a cuando las
fans de un
cantante se
emocionan tanto al verlo que se
desmayan.

Pero qué pasa cuando no existe
ninguna situación como las mencionadas y aún así se presenta esa
desagradable sensación. Se trata de un ataque de
pánico, de
nervios o de
ansiedad.
En mi experiencia personal, he pasado por eso
varias veces y es una situación demoledora,
horrible y
desesperante. La última vez que me ocurrió fué la peor de todas, de eso hace ya casi
10 años.
Fué una
noche de
25 de
diciembre del año
2000 (25 para amanecer 26 no 24 para 25
), navidad. Yo todavía era menor de edad, recuerdo que esa noche transmitieron la película de
Titanic por canal 5, yo estaba en casa de unos primos y llegué a mi casa por ahí de las 8 ó 9 pm, la película iba más o menos a la mitad, yo la seguí viendo junto a mis papás.
Conforme avanzaba la trama de la película yo estaba haciendo algunas
otras cosas, escribiendo o viendo una revista, no recuerdo bien qué, pero no le prestaba toda mi
atención a la trama de la película porque ya la había visto
antes. Y fué más o menos por las 10 de la noche o quizá más tarde que empecé a sentir un
malestar, una especie de
nerviosismo sin saber por qué. Creí que se me pasaría pronto pero no, después me empecé a
asustar un poco porque recordé las otras 2 ó 3 veces que eso ya me
había pasado antes, de inmediato
mi papá se percató y me preguntó que qué tenía o si me
sentía mal, yo le dije que un poco. Yo bajaba y subía las escaleras y
recorría la casa buscando sentirme mejor, pero nada. Mi papá se me acercó y trató de
tranquilizarme, de decirme que
no pasaba nada, que estuviera tranquilo, que respirara profundamente, etc.
Conforme pasaban los
segundos yo me iba sintiendo cada vez peor, más
angustiado y
asustado, con mucha
ansiedad, físcamente no me dolía nada y podía respirar perfectamente bien pero yo sentía que me
faltaba el aire, sentía que me iba a
morir. Recuerdo que me empezó una
temblorina, sobre todo en las
manos, me temblaban sin poderlo controlar. Desesperado, yo me sentaba, me paraba, me acostaba, me volvía a levantar, subía, bajaba, caminaba, me agachaba, pero hiciera lo que hiciera no conseguía sentirme bien. Es dífil explicar lo que se siente cuando uno experimenta algo así, sobre todo para quienes nunca han sentido algo parecido, pero esa ha sido por mucho la situación o experiencia más
desagradable de mi
vida.
No sé cómo poder describirlo bien, pero es una
sensación horrible, no sé, es como si sintieras que te
ahogas pero no te terminas de ahogar o como lo que sienten los
claustrofóbicos cuando están en un lugar
cerrado y
estrecho. Incluso recuerdo también que, para tratar de sentirme
mejor, en mi
desesperación y estando plenamente conciente, me
pegaba a mi mismo, me daba
golpes en las
piernas para tratar de sentir
dolor, porque en ese momento
prefería sentir
dolor a sentir la inaguantable
sensación que estaba experimentando y ni con eso lograba sentirme
mejor.
Las 2 ó 3 veces anteriores que experimenté un ataque de
pánico, fueron dentro de lo que cabe breves, unos pocos
minutos, aunque uno siente que es
muchísimo. Pero esa última vez fué
larguísima, no sé si fueron casi
2 horas o más de
1 hora pero a mi se me hicieron años, en todo ese tiempo
mi papá siempre estuvo al
pendiente de mi, tratando de
tranquilizarme en todo
momento, con
palabras, agarrándome los hombros, diciéndome que todo iba a estar
bien, hasta que por fin, después de todo ese tiempo,
terminó mi suplicio.
No terminó
repentinamente, sino que fué gradualmente,
muy poco a poco, hasta que logró disminuir lo suficiente para poder
sentarme a ver un programa de
televisión sobre el resumen deportivo del año, después irme
acostando y ya muy entrada la madrugada conseguir
dormirme.
A la mañana siguiente yo me
preguntaba una y otra vez qué me había pasado, por qué me había ocurrido eso sin ninguna explicación lógica y sobre todo por qué por
tanto tiempo. Los
15 ó
30 días posteriores a eso, no quería
salir de la casa, no quería exponerme a ninguna
situación de
estrés por pequeña que fuera, no quería ver películas que involucraran temas violentos o sobre la muerte, no quería ver noticieros ni periódicos ni enterarme de ninguna
mala noticia aunque fuera en otro país o continente. Sólo quería ver y escuchar cosas
agradables,
cómicas y
positivas, cosas que no pudieran afectar de manera negativa mi
sistema nervioso en lo más mínimo.

Hasta que poco a poco fuí
saliendo de eso, regresé a la
escuela, fuí al
doctor, me explicó muchas cosas por las cuales me pudo ocurrir algo así, me
recetó pero más que nada me dió mucha
confianza, más que la
medicina que, desde luego ayudó, yo siento que necesitaba escuchar cosas
positivas, palabras de
ánimo, de qué no estaba solo en esto y que mi problema tenía
solución e igualmente al reincorporarme a la vida
escolar con mis
amigos, el
futbol que me gustaba mucho y todo lo que me
motivaba en la vida. Fué así como logré
salir de esa étapa obscura de mi vida y con el pasar de los
meses fuí perdiendo el
miedo a volver a sentirme así.
Y aquí estoy ahora, a casi
10 años de aquel suceso tan
desagradable, eso no se ha vuelto a repetir. Confieso que a lo largo de estos años han existido
periódos (breves) en los que he sentido
algún malestar pero siempre han sido
menores y nunca un ataque de pánico como aquel, además de que siempre he tenido el
apoyo de mis seres queridos y yo mismo he
aprendido mucho de esto, me he
fortalecido y le he sacado las
cosas buenas, además de que he aprendido a
controlarme mejor a mi mismo y he obtenido un mejor manejo de mis
emociones, saber que eso sólo existe en la
mente y que yo soy quien domino mis
pensamientos y soy quien decide
sentirse bien. Y también siempre que se necesita está la
ayuda profesional y los
medicamentos, aunque he de decir que soy de las personas a las que casi no les gusta tomar medicina y la trato de
evitar a toda costa a menos que sea absolutamente
necesario. Sé que los medicamentos están para
ayudarnos, pero no me gusta para nada depender de ellos y me gusta sentirme bien de forma
natural.
Si tú te
sientes o te has
sentido así alguna vez, no lo dejes pasar, habla con tu familia, explicales lo que te pasa y busca o busquen juntos
ayuda profesional.
Aquí pueden leer un
breve pero claro
resumen de por qué dan los
ataques de pánico y qué es lo que pasa exactamente que los provoca. Y
aquí una muy buena
explicación sobre lo que es el
trastorno de pánico,
síntomas, tratamiento, causas. Y por último
esta muy
didáctica lectura sobre el tema.
La
vida es
maravillosa. No sé tú, pero a mi me
encanta, con todo y algunos problemas que pueda tener, las cosas
buenas que nos da no tienen
precio. Buscále siempre las cosas
positivas y que te
motiven, que te hagan sentir
bien contigo mismo y con los demás.
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